lunes, 25 de enero de 2010

El Amor de una Madre - Cap 8

Capitulo 8

Los sentimientos de Terry

Desde que tengo memoria solo he conocido la soledad, aunque hubo un tiempo aunque breve fui feliz, había tenido una mamá un papá que me amaron, había sentido su amor, sus sonrisas, sus abrazos, sus besos y sus atenciones conmigo. Hay un recuerdo pero que ahora lo tengo borroso, es la de un día de campo, solo recuerdo las caras felices de mis padres y el día soleado que nos sonreía.

Realmente no se cuando cambio todo eso, quizás en el momento que mi padre me subió a ese barco que nos separó de mi madre, la recuerdo corriendo por el puerto siguiendo al barco gritando mi nombre justo antes de caer. Todavía era pequeño no podía hacer nada, no podía ir a ayudarla, mi padre me llevó de vuelta al camarote. Pregunté por mamá y el me dijo que iba a tener una nueva mamá, pero yo quería a la mía no quería una nueva mamá. Y lloré mi padre no aguantando mi llanto salió del camarote y me dejo solo, no me abrazó ni me consoló, pero eso era tan solo el principio de mi triste vida sin mi madre.

Londres era tan diferente a New York el clima casi siempre era nublado y ambiente gris en cambio New York era soleado y tenia mas color, mi padre me llevó a una enorme mansión por dentro era frío, nos recibieron los sirvientes y una señora con cara de cerdo que me miraba como si fuera basura y oliera mal por la mueca que tenia, mi padre me la presentó como su esposa y como mi nueva mamá.

Los días en esa enorme casa eran horribles, la cara de cerdo como la llamaba no pensaba decirle mamá por que sabia que ella no me quería que solo me aguantaba por mi padre, era mala conmigo y siempre me decía cosas feas, decía cosas horribles de mi madre, un día no aguante mas y la empujé aunque era pequeño la hice caer y Salí corriendo a mi habitación sabiendo que mi padre vendría a castigarme. Mi padre no me defendía, ya no me quería, los únicos que me querían ahí era la servidumbre.

Me hice amigos de la cocinera, el jardinero, el chofer, de mi maestro de equitación y mi niñera. 2 años después mi madre vino a visitarme estaba en la sala junto a mi padre parecía que discutían cuando entre con la niñera corrí a sus brazos como la extrañaba ella me abrazó fuerte.

-porque tardaste mucho, mami- dije abrazándola todo lo que mis pequeñas manos podían –te extrañé-.

-no pude venir antes- me dijo sonriendo, como extrañaba esa sonrisa y ver su lunar – yo también te extrañe muchísimo amor-.

Me acerco a ella –aquí hace mucho frío, no me gusta este lugar -le susurré en su oreja – una señora con cara de cerdo es mala conmigo- dije haciendo una mueca.

Solo pudo permanecer a mi lado una semana que recordaría con ilusión en mis largas noches en la enorme casa en la cual vivía. La despedida fue dolorosa para ambos, lo se por que vi en sus ojos la tristeza que la embargaba el dejarme solo sin su protección y su amor por que ella fue la única que me ha amado y protegido. A mi padre solo le ha importado el buen nombre de los Grandchester. Ahora lo recuerdo como si fuera ayer.

-Terry, te prometo que estaremos juntos- me dijo suave mientras hundía su rostro entre mis cabellos. Yo solo pude mover la cabeza afirmando. Lloraría si abría la boca así que no le dije nada solo pude abrazarla. Y ella me sonrió una última vez antes de irse.

Aun recuerdo su sonrisa, esa sonrisa me acompañó mis noches cuando se marchó, se que mi padre le dijo que se marchara, se que mi madre quería que me fuera con ella, lo que no supe era por que mi padre no le permitido que me fuera sino era feliz aquí, yo era feliz al lado de mi madre. Así que no me enfadé con ella cuando se tuvo que ir, aunque la despedida fue muy triste para ambos.

Desde ese momento le perdí el respeto a ese hombre que me separó de la mujer que me amó hasta ese momento. Esa fue la última vez que le dije papá…

Pasaron los años y el duque tuvo 3 hijos más con la cara de cerdo, siempre he sido un estorbo en esta familia, tengo que soportar los gritos de la cara de cerdo, mi padre nunca dice nada para defenderme, absolutamente nada.

Me han inscrito a varios colegios internados, nunca encajé en ningún lugar, me expulsaban por pelear y llegar borracho a clases. A mi corta edad ya fumo y bebo, incluso cuando se me da la gana me meto en peleas callejeras. Es como una forma de descargar la ira que siento.

Mi padre me ha inscrito a colegio San Pablo aunque ya saben de mi reputación y las cosas que hago no me han expulsado por los donativos que mi padre da al colegio, así que hago lo que quiero.

Mi única amiga en esa cárcel como lo llamo, es Teodora mi fiel compañera, mi caballo. Todos en esta cárcel me temen por que dicen que soy un delincuente, no me importa lo que dicen.

---

El invierno ha llegado, estoy en un barco que se dirige a América, había pensado mucho el hacer este viaje, aunque soy menor de edad pude abordar, estoy harto de la vida que tengo en este momento recuerdo la promesa que nos hicimos con mi madre el estar juntos, voy a reunirme con ella y pedirle si puedo vivir con ella.

New York, muy diferente a Londres hay mas gente y mas luces, ni bien salgo del puerto, comienza una tormenta de nieva, hace mucho frió pero eso no me impide ir directamente a casa de mi madre.

Estoy parado en la puerta sin saber que hacer, el viento frío que sopla no lo siento, estoy nervioso muevo mi brazo lentamente y toco la puerta, espero unos minutos y me abre la sirvienta que una vez fue mi nana.

Se sorprende de verme-ah…es usted señorito Terry- va en busca de mi madre, se dirige a una puerta y toca, se abre y ahí la veo tan hermosa como un ángel –su hijo señora-.

-mamá- digo, ella viene a mi corriendo -Terry- dice hacia tiempo no escuchaba su voz -Terry- me mira de pies a cabeza –como has crecido- cierro los ojos –no te quedes ahí, entra- me dice.

Entro a la casa era acogedora y caliente a comparación a la residencia Grandchester –haré que la mucama te prepare algo caliente- escucho que dice ya que esta detrás mió me doy la vuelta –Mamá- digo y nos abrazamos. Hacia tanto tiempo que no recibía un abrazo se sentía tan agradable, mi madre como la había extrañado.

–Mi querido Terry- me abraza más fuerte, cierro los ojos para disfrutar de su calidez, no quería salir de sus brazos que una vez me habrían brindado consuelo, cariño y calmaron mis miedos.

Escucho risas que provienen de la otra habitación y ella se pone tensa y afloja su abrazo -ya no podrás volver aquí- me dice, abro los ojos - por que no se ha revelado que tu eres mi hijo – me dice apenada no quería verle la cara –Terry no interpretes mal, yo te adoro – sabia que lo lamentaba pero me ganó mi rabia y mi orgullo, ella quería abrazarme pero me separé violentamente y su collar que tenia puesto se rompió y Salí rápidamente de la casa. Aun podía escucharla a pesar de la tormenta –Terry… Terry, eres hijo de los Grandchester, promete que no le dirás a nadie que eres mi hijo, no lo digas a nadie…a nadie –corría sin rumbo fijo, no sabia que iba a hacer a partir de ese momento.

---

El viaje de vuelta fue amargo, me quedé en mi camarote, solo salía para comer y por las noches a pasear por los pasillos.

Solo podía pensar en lo que pudo haber sido si mi madre no me hubiera rechazado. Los abrazos, las sonrisas compartidas, almuerzos y cenas en compañía. Creí que mi vida iba a ser diferente, iba a alejarme de los malos tratos de la cara de cerdo, las burlas y malas caras de sus hijos, la indiferencia del duque. Aunque se que los únicos que me han mostrado cariño ha sido las sirvientes, pero estoy seguro que se hubieran alegrado que no regresara sabiendo que era feliz lejos de las frías paredes de la residencia Grandchester.

Mis pensamientos se mezclan entre la neblina, mi madre me rechazó se que reaccioné mal, me hubiera gustado pedirle perdón pero el orgullo no me deja. Me apoyo en la baranda mirando hacia el mar. Adentro hay una fiesta pero eso a mi no me importa no estoy de animo para festejar. Aquí afuera hace frío pero no lo siento, una lágrima cae por mi mejilla. Debo regresar a Londres por que no tengo a donde mas ir. Debo regresar a mi solitaria vida hasta que tenga edad para poder realizar mis sueños.

---

He conocido un ángel que salio de la niebla, un ángel pecoso. Me hizo olvidar de mi dolor por un momento. En la soledad de mi camarote no puedo dejar de pensar en ella. Tan dulce, tan linda y sin conocerme se preocupó por mi, espero volver a verla.

Londres con su clima que me deprime, la pude ver de lejos estaba con 2 jóvenes que se la llevaron. Alquile un vehiculo y me dirigí a un hotel, prefiero permanecer el menor tiempo en esa enorme casa y su gente.

---

No puedo creer que el destino fuera bondadoso conmigo, la volví a ver, estudia aquí en el San Pablo. Justo interrumpí la misa y la vi, en toda la masa de negras vestiduras, ella era el ángel vestida de blanco. No me importó el castigo de la hermana Grey.

Conforme pasaba el tiempo me di cuenta que era diferente a cualquier otra chica que haya conocido. Era bondadosa, de buen corazón y no le importaba los castigos con tal de ayudar a sus amigos. Como cuando salio del colegio solo para comprarme medicina cuando llegué herido y por error fui a caer en su dormitorio, aunque se que me comporté de mala manera y no le pude agradecer el haber cuidado de mi. Albert nos nombró los rebeldes del colegio San Pablo.

---

Ella conoce mi secreto, por error había dejado una foto de mi madre, ello lo vio, no pude evitar descargar mi frustración con ella, me prometió que no le diría a nadie y se que no lo hará. Pero me siento mal por haberme comportado con ella. Después de haberse ido me quedé solo con mis amargos recuerdos, el anhelo de ver a mi madre, su rechazo, el amargo regreso, la luz que me iba sacando de a poco de la oscuridad, un ángel que me cuida aunque no lo sepa un ángel pecoso que me hace olvidar mis problemas, también recuerdo las palabras de la cara de cerdo, la indiferencia del duque, los ojos acusadores de sus hijos. No lo soporto y salgo a despejarme, voy a visitar a mi fiel compañera Teodora. Cabalgo aunque se que pronto lloverá, escucho un grito “es Candy” y cae por las escaleras, voy a su lado, esta desmayada, la escucho murmurar -Anthony- esa fue la primera vez que escuché el nombre de mi rival

---

Me sentí fatal cuando supe que mi rival con quien iba a pelear por el cariño de Candy estaba muerto. Pero no podía retractar mis palabras mi orgullo era demasiado fuerte. Me lo contó cuando nos encontramos en el zoológico que trabaja nuestro amigo Albert, habíamos disfrutado de un buen paseo y me pude burlar de ella, pero tuve que estropearlo con mi gran boca. Nos enojamos y me fui para no decir algo que me pudiera arrepentir.

---

El festival de mayo fui la primera vez que participé por que ella iba a estar presente aunque estuviera castigada eso no iba a detenerla para que disfrute de ese día, estuvo disfrazada de Romeo y Julieta, disfruté su compañía reímos, corrimos, bailamos pero tuvo que estropear hablando de Anthony, se que esta mal ponerme celoso de un muerto pero lo único que he conocido es la soledad y el rechazo y por lo tanto siento esta inseguridad de que pueda rechazarme o no sienta lo mismo que yo. Por eso me comporté así con ella. Me fui y la dejé sola, pero no pude permanecer mucho tiempo enfadado con ella así que fui al cuarto de meditación donde ella había sido castigada y la salve de que la descubrieran.

---

Han llegado las vacaciones de verano y como cada año me voy a Escocia, para alejarme de mi padre. Prefiero estar solo que estar soportando a su esposa y sus hijos. Se que Candy vendrá al colegio de verano.

Loa días son tranquilos no estoy solo, Mark y su madre me hacen compañía, a Mark lo considero como un hermano menor, su madre se preocupa de que coma bien incluso me invita a cenar a su casa para que no me sienta solo en esa enorme casa, soy como su segundo hijo. Juego con Mark hasta que su madre nos llama a cenar, hay días que me quedo a dormir cuando sin darnos cuenta se hace tarde y su madre no me deja marcharme diciendo que podría ser peligroso. En momentos así pienso en mi madre e imagino como podría haber sido si mi padre no me hubiera alejado de ella. Me hubiera cobijado en los días fríos, cenaríamos juntos, me leería los libros que ahora poseo y que guardo con recelo incluso me castigaría si hacia travesuras, por un momento sonrío pero al instante frunzo el ceño y aparto esos pensamientos de mi mente y me duermo.

---

El día era soleado perfecto para dar una vuelta por los alrededores de seguro Candy ya habría llegado al colegio. En eso pensaba cuando aparece la madre de Mark y me dice que había una mujer que quería hablar conmigo. Bajé las escaleras, pensando que podría tratarse de la pecosa, en una de las habitaciones estaba ella, mi madre. Me sorprendí pero al instante cambie mi expresión por una de ira, ¿Qué hacia ella aquí?

-escúchame por favor- me dijo –lo lamento tanto- no quise escucharla –sal de aquí, no eres bienvenida- mi voz era fría, pero estaba herido, quería lastimarla, que sintiera lo que sentí con su rechazo –no lo haré hasta que me escuches- me dijo con los ojos llorosos. La miré, no sabia que hacer si se quedaba un momento mas, seguro que era capaz de perdonarla –sino te vas tu, me iré yo…regresaré por la mañana y cuando vuelva mas te vale que no estés aquí- dije finalmente y salí de la habitación, lo mejor era alejarme de ella, me dirigí a la puerta y salí dando un portazo. Al salir me di cuenta de mis acciones pero, cerré los ojos y me corrí hasta la casa de Mark, estoy seguro que me permitirán dormir esta noche con ellos.

A Mark no le importó que me quedara y tuve un día tranquilo, por la noche en mi cama no dejaba de pensar en ella. ¿Por qué estaba aquí? ¿Realmente quería disculparse? Con estas preguntas y más me quedé dormido.

Por la mañana regresé a casa no había nadie, se había ido, por un momento pensé que se quedaría. Creí que pelearía por mi, pero por lo visto me equivoqué y nuevamente me dejó.

Continuará…

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lunes, 25 de enero de 2010

El Amor de una Madre - Cap 8

Capitulo 8

Los sentimientos de Terry

Desde que tengo memoria solo he conocido la soledad, aunque hubo un tiempo aunque breve fui feliz, había tenido una mamá un papá que me amaron, había sentido su amor, sus sonrisas, sus abrazos, sus besos y sus atenciones conmigo. Hay un recuerdo pero que ahora lo tengo borroso, es la de un día de campo, solo recuerdo las caras felices de mis padres y el día soleado que nos sonreía.

Realmente no se cuando cambio todo eso, quizás en el momento que mi padre me subió a ese barco que nos separó de mi madre, la recuerdo corriendo por el puerto siguiendo al barco gritando mi nombre justo antes de caer. Todavía era pequeño no podía hacer nada, no podía ir a ayudarla, mi padre me llevó de vuelta al camarote. Pregunté por mamá y el me dijo que iba a tener una nueva mamá, pero yo quería a la mía no quería una nueva mamá. Y lloré mi padre no aguantando mi llanto salió del camarote y me dejo solo, no me abrazó ni me consoló, pero eso era tan solo el principio de mi triste vida sin mi madre.

Londres era tan diferente a New York el clima casi siempre era nublado y ambiente gris en cambio New York era soleado y tenia mas color, mi padre me llevó a una enorme mansión por dentro era frío, nos recibieron los sirvientes y una señora con cara de cerdo que me miraba como si fuera basura y oliera mal por la mueca que tenia, mi padre me la presentó como su esposa y como mi nueva mamá.

Los días en esa enorme casa eran horribles, la cara de cerdo como la llamaba no pensaba decirle mamá por que sabia que ella no me quería que solo me aguantaba por mi padre, era mala conmigo y siempre me decía cosas feas, decía cosas horribles de mi madre, un día no aguante mas y la empujé aunque era pequeño la hice caer y Salí corriendo a mi habitación sabiendo que mi padre vendría a castigarme. Mi padre no me defendía, ya no me quería, los únicos que me querían ahí era la servidumbre.

Me hice amigos de la cocinera, el jardinero, el chofer, de mi maestro de equitación y mi niñera. 2 años después mi madre vino a visitarme estaba en la sala junto a mi padre parecía que discutían cuando entre con la niñera corrí a sus brazos como la extrañaba ella me abrazó fuerte.

-porque tardaste mucho, mami- dije abrazándola todo lo que mis pequeñas manos podían –te extrañé-.

-no pude venir antes- me dijo sonriendo, como extrañaba esa sonrisa y ver su lunar – yo también te extrañe muchísimo amor-.

Me acerco a ella –aquí hace mucho frío, no me gusta este lugar -le susurré en su oreja – una señora con cara de cerdo es mala conmigo- dije haciendo una mueca.

Solo pudo permanecer a mi lado una semana que recordaría con ilusión en mis largas noches en la enorme casa en la cual vivía. La despedida fue dolorosa para ambos, lo se por que vi en sus ojos la tristeza que la embargaba el dejarme solo sin su protección y su amor por que ella fue la única que me ha amado y protegido. A mi padre solo le ha importado el buen nombre de los Grandchester. Ahora lo recuerdo como si fuera ayer.

-Terry, te prometo que estaremos juntos- me dijo suave mientras hundía su rostro entre mis cabellos. Yo solo pude mover la cabeza afirmando. Lloraría si abría la boca así que no le dije nada solo pude abrazarla. Y ella me sonrió una última vez antes de irse.

Aun recuerdo su sonrisa, esa sonrisa me acompañó mis noches cuando se marchó, se que mi padre le dijo que se marchara, se que mi madre quería que me fuera con ella, lo que no supe era por que mi padre no le permitido que me fuera sino era feliz aquí, yo era feliz al lado de mi madre. Así que no me enfadé con ella cuando se tuvo que ir, aunque la despedida fue muy triste para ambos.

Desde ese momento le perdí el respeto a ese hombre que me separó de la mujer que me amó hasta ese momento. Esa fue la última vez que le dije papá…

Pasaron los años y el duque tuvo 3 hijos más con la cara de cerdo, siempre he sido un estorbo en esta familia, tengo que soportar los gritos de la cara de cerdo, mi padre nunca dice nada para defenderme, absolutamente nada.

Me han inscrito a varios colegios internados, nunca encajé en ningún lugar, me expulsaban por pelear y llegar borracho a clases. A mi corta edad ya fumo y bebo, incluso cuando se me da la gana me meto en peleas callejeras. Es como una forma de descargar la ira que siento.

Mi padre me ha inscrito a colegio San Pablo aunque ya saben de mi reputación y las cosas que hago no me han expulsado por los donativos que mi padre da al colegio, así que hago lo que quiero.

Mi única amiga en esa cárcel como lo llamo, es Teodora mi fiel compañera, mi caballo. Todos en esta cárcel me temen por que dicen que soy un delincuente, no me importa lo que dicen.

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El invierno ha llegado, estoy en un barco que se dirige a América, había pensado mucho el hacer este viaje, aunque soy menor de edad pude abordar, estoy harto de la vida que tengo en este momento recuerdo la promesa que nos hicimos con mi madre el estar juntos, voy a reunirme con ella y pedirle si puedo vivir con ella.

New York, muy diferente a Londres hay mas gente y mas luces, ni bien salgo del puerto, comienza una tormenta de nieva, hace mucho frió pero eso no me impide ir directamente a casa de mi madre.

Estoy parado en la puerta sin saber que hacer, el viento frío que sopla no lo siento, estoy nervioso muevo mi brazo lentamente y toco la puerta, espero unos minutos y me abre la sirvienta que una vez fue mi nana.

Se sorprende de verme-ah…es usted señorito Terry- va en busca de mi madre, se dirige a una puerta y toca, se abre y ahí la veo tan hermosa como un ángel –su hijo señora-.

-mamá- digo, ella viene a mi corriendo -Terry- dice hacia tiempo no escuchaba su voz -Terry- me mira de pies a cabeza –como has crecido- cierro los ojos –no te quedes ahí, entra- me dice.

Entro a la casa era acogedora y caliente a comparación a la residencia Grandchester –haré que la mucama te prepare algo caliente- escucho que dice ya que esta detrás mió me doy la vuelta –Mamá- digo y nos abrazamos. Hacia tanto tiempo que no recibía un abrazo se sentía tan agradable, mi madre como la había extrañado.

–Mi querido Terry- me abraza más fuerte, cierro los ojos para disfrutar de su calidez, no quería salir de sus brazos que una vez me habrían brindado consuelo, cariño y calmaron mis miedos.

Escucho risas que provienen de la otra habitación y ella se pone tensa y afloja su abrazo -ya no podrás volver aquí- me dice, abro los ojos - por que no se ha revelado que tu eres mi hijo – me dice apenada no quería verle la cara –Terry no interpretes mal, yo te adoro – sabia que lo lamentaba pero me ganó mi rabia y mi orgullo, ella quería abrazarme pero me separé violentamente y su collar que tenia puesto se rompió y Salí rápidamente de la casa. Aun podía escucharla a pesar de la tormenta –Terry… Terry, eres hijo de los Grandchester, promete que no le dirás a nadie que eres mi hijo, no lo digas a nadie…a nadie –corría sin rumbo fijo, no sabia que iba a hacer a partir de ese momento.

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El viaje de vuelta fue amargo, me quedé en mi camarote, solo salía para comer y por las noches a pasear por los pasillos.

Solo podía pensar en lo que pudo haber sido si mi madre no me hubiera rechazado. Los abrazos, las sonrisas compartidas, almuerzos y cenas en compañía. Creí que mi vida iba a ser diferente, iba a alejarme de los malos tratos de la cara de cerdo, las burlas y malas caras de sus hijos, la indiferencia del duque. Aunque se que los únicos que me han mostrado cariño ha sido las sirvientes, pero estoy seguro que se hubieran alegrado que no regresara sabiendo que era feliz lejos de las frías paredes de la residencia Grandchester.

Mis pensamientos se mezclan entre la neblina, mi madre me rechazó se que reaccioné mal, me hubiera gustado pedirle perdón pero el orgullo no me deja. Me apoyo en la baranda mirando hacia el mar. Adentro hay una fiesta pero eso a mi no me importa no estoy de animo para festejar. Aquí afuera hace frío pero no lo siento, una lágrima cae por mi mejilla. Debo regresar a Londres por que no tengo a donde mas ir. Debo regresar a mi solitaria vida hasta que tenga edad para poder realizar mis sueños.

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He conocido un ángel que salio de la niebla, un ángel pecoso. Me hizo olvidar de mi dolor por un momento. En la soledad de mi camarote no puedo dejar de pensar en ella. Tan dulce, tan linda y sin conocerme se preocupó por mi, espero volver a verla.

Londres con su clima que me deprime, la pude ver de lejos estaba con 2 jóvenes que se la llevaron. Alquile un vehiculo y me dirigí a un hotel, prefiero permanecer el menor tiempo en esa enorme casa y su gente.

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No puedo creer que el destino fuera bondadoso conmigo, la volví a ver, estudia aquí en el San Pablo. Justo interrumpí la misa y la vi, en toda la masa de negras vestiduras, ella era el ángel vestida de blanco. No me importó el castigo de la hermana Grey.

Conforme pasaba el tiempo me di cuenta que era diferente a cualquier otra chica que haya conocido. Era bondadosa, de buen corazón y no le importaba los castigos con tal de ayudar a sus amigos. Como cuando salio del colegio solo para comprarme medicina cuando llegué herido y por error fui a caer en su dormitorio, aunque se que me comporté de mala manera y no le pude agradecer el haber cuidado de mi. Albert nos nombró los rebeldes del colegio San Pablo.

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Ella conoce mi secreto, por error había dejado una foto de mi madre, ello lo vio, no pude evitar descargar mi frustración con ella, me prometió que no le diría a nadie y se que no lo hará. Pero me siento mal por haberme comportado con ella. Después de haberse ido me quedé solo con mis amargos recuerdos, el anhelo de ver a mi madre, su rechazo, el amargo regreso, la luz que me iba sacando de a poco de la oscuridad, un ángel que me cuida aunque no lo sepa un ángel pecoso que me hace olvidar mis problemas, también recuerdo las palabras de la cara de cerdo, la indiferencia del duque, los ojos acusadores de sus hijos. No lo soporto y salgo a despejarme, voy a visitar a mi fiel compañera Teodora. Cabalgo aunque se que pronto lloverá, escucho un grito “es Candy” y cae por las escaleras, voy a su lado, esta desmayada, la escucho murmurar -Anthony- esa fue la primera vez que escuché el nombre de mi rival

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Me sentí fatal cuando supe que mi rival con quien iba a pelear por el cariño de Candy estaba muerto. Pero no podía retractar mis palabras mi orgullo era demasiado fuerte. Me lo contó cuando nos encontramos en el zoológico que trabaja nuestro amigo Albert, habíamos disfrutado de un buen paseo y me pude burlar de ella, pero tuve que estropearlo con mi gran boca. Nos enojamos y me fui para no decir algo que me pudiera arrepentir.

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El festival de mayo fui la primera vez que participé por que ella iba a estar presente aunque estuviera castigada eso no iba a detenerla para que disfrute de ese día, estuvo disfrazada de Romeo y Julieta, disfruté su compañía reímos, corrimos, bailamos pero tuvo que estropear hablando de Anthony, se que esta mal ponerme celoso de un muerto pero lo único que he conocido es la soledad y el rechazo y por lo tanto siento esta inseguridad de que pueda rechazarme o no sienta lo mismo que yo. Por eso me comporté así con ella. Me fui y la dejé sola, pero no pude permanecer mucho tiempo enfadado con ella así que fui al cuarto de meditación donde ella había sido castigada y la salve de que la descubrieran.

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Han llegado las vacaciones de verano y como cada año me voy a Escocia, para alejarme de mi padre. Prefiero estar solo que estar soportando a su esposa y sus hijos. Se que Candy vendrá al colegio de verano.

Loa días son tranquilos no estoy solo, Mark y su madre me hacen compañía, a Mark lo considero como un hermano menor, su madre se preocupa de que coma bien incluso me invita a cenar a su casa para que no me sienta solo en esa enorme casa, soy como su segundo hijo. Juego con Mark hasta que su madre nos llama a cenar, hay días que me quedo a dormir cuando sin darnos cuenta se hace tarde y su madre no me deja marcharme diciendo que podría ser peligroso. En momentos así pienso en mi madre e imagino como podría haber sido si mi padre no me hubiera alejado de ella. Me hubiera cobijado en los días fríos, cenaríamos juntos, me leería los libros que ahora poseo y que guardo con recelo incluso me castigaría si hacia travesuras, por un momento sonrío pero al instante frunzo el ceño y aparto esos pensamientos de mi mente y me duermo.

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El día era soleado perfecto para dar una vuelta por los alrededores de seguro Candy ya habría llegado al colegio. En eso pensaba cuando aparece la madre de Mark y me dice que había una mujer que quería hablar conmigo. Bajé las escaleras, pensando que podría tratarse de la pecosa, en una de las habitaciones estaba ella, mi madre. Me sorprendí pero al instante cambie mi expresión por una de ira, ¿Qué hacia ella aquí?

-escúchame por favor- me dijo –lo lamento tanto- no quise escucharla –sal de aquí, no eres bienvenida- mi voz era fría, pero estaba herido, quería lastimarla, que sintiera lo que sentí con su rechazo –no lo haré hasta que me escuches- me dijo con los ojos llorosos. La miré, no sabia que hacer si se quedaba un momento mas, seguro que era capaz de perdonarla –sino te vas tu, me iré yo…regresaré por la mañana y cuando vuelva mas te vale que no estés aquí- dije finalmente y salí de la habitación, lo mejor era alejarme de ella, me dirigí a la puerta y salí dando un portazo. Al salir me di cuenta de mis acciones pero, cerré los ojos y me corrí hasta la casa de Mark, estoy seguro que me permitirán dormir esta noche con ellos.

A Mark no le importó que me quedara y tuve un día tranquilo, por la noche en mi cama no dejaba de pensar en ella. ¿Por qué estaba aquí? ¿Realmente quería disculparse? Con estas preguntas y más me quedé dormido.

Por la mañana regresé a casa no había nadie, se había ido, por un momento pensé que se quedaría. Creí que pelearía por mi, pero por lo visto me equivoqué y nuevamente me dejó.

Continuará…

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